Tal aventura civilizadora solo tiene parangónen la obra de la gran madre Roma, piedra angular de occidente. Y así fue. Un crisol de las Españas ( vascones para domar la mar,infantes castellanos, más de un héroe extremeño… ), como hijos de laRoma inmortal llevaron más allá del océano el derecho, la ingeniería, elarte, un latín que por entonces se había hecho mayor y era nada menosque el español de Cervantes… Además, Guanahaní empezó a ser San Salvador. Llevaban a Dios para uncielo que estaría vacío tan lejos de casa. Pero cuando los habitantes deaquellas islas y aquel gran continente comenzaron a hablar su lenguapara rezar al mismo Dios con ellos, a los españoles no les cupo duda deque esos hombres y las nuevas tierras eran parte de la Hispanidad. Y como la eterna Roma tuvo adversarios dentro y fuera, así también lostuvo, los tiene y los tendrá el imperio pentacontinental español y suobra civilizadora que es la Hispanidad. Muy atrás ha quedado la envidiainsidiosa de la pérfida Albión y sus piratas. Es más triste ver hoy quelos peores enemigos están hoyando la piel de toro. La mera presencia en nuestras calles de cientos de miles de cobrizos ymestizos en nuestras calles es el mayor desengaño para los pobresleyenda-negristas, que jamás encontraran a un descendiente de Gerónimoen la Sexta Avenida de NY. Pero en gran parte han llegado como si de unavenganza bíblica se tratase, hordas de seudo indígenas casiincivilizados que ya no rezan al mismo Dios si no que rinden cultosadventistas, evangelistas y derivados cutres del teleprotestantismoyankee. No hablan ya español si no que chapurrean una jerga cuajada deanglicismos porque su frustración es no haber llegado a ser chicos malosdel Bronx. Son subproductos del capitalismo que si bien se autodenominan“latinos”, lo saben todo sobre el reggaetón pero en su puta vida hanoído hablar de Plauto. Y para reírles las gracias nunca faltará un paleto local. Nunca faltauna Generalitat de Cataluña dispuesta a legalizar los Latin King, esosbuenos chicos que según cuentan a sus adeptos protegen a los inmigrantesde la opresión españolista o así. Entre los complejos por no ser tachado de racista, el afán deprotagonismo progre y el puro y simple odio contra todo lo que suene aespañol, tanto los separatistas catalanes como los vascos son capaces dereír las gracias más absurdas a un llorica que ataca al “imperialismoespañol”.
¡!ARRIBA ESPAÑA!¡
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