Entre las obras faraónicas proyectadas en la época en que las vacas engordaban y engordaban hay , en nuestra región, hospitales, colegios, zonas deportivas populares y
otras muchas obras y servicios que el Gobierno Regional afronta en
cumplimiento de su deber. Pero la dramática disminución de sus ingresos le
ha obligado, en muchos casos, a ralentizar las obras, a posponer
inversiones y a disminuir salarios y contrataciones personales. Todo
ello probablemente, inevitable.
Junto a
todas esas obras y servicios, propias de la acción de un gobierno
responsable, otras muchas son promovidas por la iniciativa privada, que
también debe ser protegida y estimulada por la acción de gobierno.
Hace años –aún engordaban las vacas- la multinacional Paramount anunció una enorme inversión en Alhama, para la construcción de un gran Parque Temático, con la participación de un caracterizado empresario regional. Y esto nos causó a todos una saludable alegría y optimismo, pensando en
la gran potencialidad económica y social de la obra.. Pero ¡Ah!, vino
la caquexia económica, y las felices perspectivas de cuantiosas
inversiones privadas se han desvanecido…aunque no el proyecto en sí.
A la ilusionada esperanza de hace unos años, siguió la duda y, ahora, la profunda preocupación.
Y es que
el gobierno regional –y el de la nación.- puede contar
incondicionalmente con mi aval personal, en cuanto contribuyente neto a
las respectivas haciendas, para la construcción de
aquellos hospitales, colegios, centros de atención social, etc que
mencionamos antes, y se le considera sobradamente capacitado para
contraer los compromisos, las deudas y las servidumbres que el mejor
servicio público requiera…Sin embargo, advierto al gobierno de la región, mi rotunda oposición a que con
mi aval, y posiblementer con la de todos los murcianos, se asegure la
falsa rentabilidad de una inversión de ocio y diversión, muy alejada de
las perentorias necesidades de esta hora.
Que los que aspiran- legítimamente- a ganar dinero con la Paramount, arriesguen su dinero.
Nosotros, aquí, arriesgamos nuestro presente y el futuro para salvaguardar necesidades perentorias, no para juegos.
Carlos León Roch
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