
Ahora de nuevo estamos en las mismas. Los jóvenes con perspectivas de emancipación, nuestros padres y abuelos, las madres de nuestros futuros hijos y los ciudadanos dependientes, son los que van a pagar las consecuencias de una crisis producida por especuladores, partidos políticos y sus medidas que benefician a sectores productivos que además de producir una inflación no controlada, no solucionan a medio plazo el mantenimiento de una economía sostenible y con posibilidades de renovarse, tanto para mejorar el PIB como para ser competitivos en el mercado exterior. En conclusión estamos ante el pez que se muerde la cola, porque estas medidas y las que puedan venir como la subida de impuestos van a paliar el déficit público mejorando las cuentas, pero no van a solucionar el gran problema que hay en España: El empleo.
La reducción del paro como medida para reactivar la economía interior es primordial. Pero mucho nos tememos que a priori no hay solución para este drama que parece endémico en los españoles. La ciudadanía se dedica a mirar con esperanza a la derecha como posible solución, pero no hay alternativa posible en una economía que depende muchísimo del sector inmobiliario y del turismo. Muchos dirán que ya en el 96 cuando llegó el Partido Popular al gobierno se arregló en parte la solución, pero hay que decir también que ese gobierno se aprovechó de un cambio en el mercado productivo con la aparición de las nuevas tecnologías y las reformas internacionales que bajaron los tipos de interés en el sector hipotecario para la creación de millones de viviendas creando así millones de puestos de trabajo de los que muchos nos hemos beneficiado.
Sin embargo ahora, no tenemos un modelo productivo nuevo. No hay “nuevas tecnologías” y el mercado inmobiliario está saturadísimo y todos esos millones de empleos derivados de la construcción se han perdido. Mientras tanto nuestras jóvenes promesas siguen emigrando de esta miseria donde solo se apuesta por el ladrillo y la especulación. Seguimos apostando por este modelo productivo que nos va a llegar a la ruina, al igual que le hubiera pasado al gobierno de Aznar de no ser por las circunstancias internacionales. Recordemos que las nuevas tecnologías no vinieron de España así como las reformas en los mercados internacionales. Es ahora cuando toca a nuestro gobierno solucionar la papeleta cuando se ven las vergüenzas tanto de las izquierdas, como de las derechas. Aparte de seguir haciendo el ridículo nacional en el congreso e internacional teniendo que llamarnos de fuera para que nos solucionen la papeleta a los españoles, queda demostrado que siguen siendo una auténtica “panda” de inútiles, borregos y enchufados por una oligarquía empresarial y financiera de la que dependen como el agua para subsistir en sus mediocres existencias.
Mientras tanto, nosotros desde nuestros modestísimos medios de expresión, no podemos hacer otra cosa que ver como nuestro país se va a estrellar a cámara lenta contra un muro de insospechadas consecuencias y seguir con el “ya lo advertíamos”, frase ahora muy fácil pero que es verdad que desde hacía muchísimos años veníamos diciendo. Este sistema no es sostenible.
No llegara la sangre al río, tenedlo claro, mientras el Barcelona gane la liga y la Pantoja no entre en prisión este país seguirá durmiendo tranquilo.
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