Matías Montero y Rodríguez de Trujillo nació en Madrid en 1913. Comenzó la carrera de Medicina en la Universidad Central de Madrid. En una época de convulsión política y confusión, se se afilió en un primer momento a la FUE (Federación Universitaria Escolar) madrileña. Sin embargo ya desde 1931, tras la aparición del semanario “La conquista del Estado”, fundado por Ramiro Ledesma Ramos, Matías escribe una carta de adhesión al periódico, casualmente un 9 de febrero, justo tres años antes de su muerte. En seguida se afilia a las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista (JONS) y a finales de 1933, cuando ya tiene 20 años de vida, es uno de los primeros afiliados de Falange Española, destacándose como un militante ejemplar, entusiasta de la causa falangista, y de gran compromiso con la Causa.
En noviembre de 1933 Falange crea su propia organización estudiantil, el Sindicato Español Universitario (SEU), en la que se afilia Matías Montero.
Cuando en 1933 aparece el semanario FE, como órgano de difusión de Falange, se desata una ofensiva violenta contra la publicación. Los quioscos son intimidados para que no vendan el semanario, lo que hace que sean los propios militantes falangistas los que se encargan de su distribución y venta. En los primeros meses de 1934 pistoleros del PSOE y de otras organizaciones marxistas cometen varios atentados contra compradores y vendedores del semanario.
En el anochecer madrileño del viernes 9 de febrero de 1934, Matías tras participar en la venta del número 6 de “FE”, regresa a su domicilio, en la calle Marqués de Urquijo , en el barrio de Argüelles. En la calle Quintana, a pocas manzanas de su hogar, se despide de su amigo Bonet. En la calle que durante 40 años se llamó de Víctor Pradera, otro patriota español asesinado por las hordas rojas en 1936, le están esperando dos pistoleros izquierdistas. Uno de ellos es Francisco Tello Tortajada, obrero afiliado al PSOE y a las Juventudes Socialistas e integrante de “Vindicación”, grupo comandado por Santiago Carrillo.
Matías Montero sufre dos disparos a traición por la espalda, que le alcanzan en el corazón, provocándole rápidamente la muerte al joven falangista. Su asesino aún se acercó a rematarle, ya en el suelo, con otros tres disparos en el vientre, tras lo cual huyó, dejando a Matías tendido en el suelo, rodeado de un charco de sangre.
El asesino fue casi inmediatamente apresado, juzgado, con el propio José Antonio ejerciendo la acusación privada, y condenado a 23 años de cárcel, que no cumplió por beneficiarse de la amnistía que decretó el Frente Popular en 1936.
Desde la Falange de Murcia rendimos sentido homenaje al primer falangista caído, asesinado cobardemente por un miembro del PSOE.
Hoy, los herederos ideológicos de sus asesinos, mediante la coacción por medio de leyes injustas, quieren borrar cualquier recuerdo material de Matías Montero y los demás héroes y mártires que murieron a manos de los marxistas del PSOE, PCE, CNT, y demás bandas de criminales. Pero no van a conseguir borrar su memoria ni su espíritu de los corazones de los falangistas, que seguiremos leales recordando a los nuestros.
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